52 minutos después termino de hablar, tenia mucho que decir. En algún momento de mi vida también tenia 18 y pase noches donde tenía que hablar con desesperación para narrar mi apocalipsis y buscar reírme un poco entre lagrimas.
A ella le sorprende y le incomoda que no le cuente nada de mi vida, a mi me sucede igual. No le quiero decir las razones. Le pido que consuma menos azúcar y café. Esto la enoja más, esquivo su siguiente pregunta con un chiste que la hace sentir incomoda, de esos que generan sonidos peculiares en mis amigos y me hacen disfrutar del momento en que preferirían sacarse el cerebro antes de escuchar lo que digo. Esta en jaque. Se rinde un poco. Mate, tengo los segundos suficientes para mover la conversación a otro tema. Ahora se confunde un poco y regresa a su conversación, tiene todavía mucho que decir, reír y llorar.
Cometió un error, al principio me pongo duro y me vuelvo muro para que se estrelle, que aterrice, que se de cuenta y tome responsabilidad de sus acciones. La mascara se me pega a la piel por unos 10 minutos, después de eso ya solo quiero sobarle su pelo y abrazarla hasta que se duerma, no tengo por que enseñarle nada, no tiene que aprender algo de mí, me toca estar ahí para que pueda dejar salir tantas cosas. Me recuerdo que en la caja de arriba del librero me queda ternura, buen momento para usarla.
Ya no esta llorando, la dejo y me pego a la almohada. Se me fue el sueño
Amo está nota <3
ResponderEliminarComo me encanta leer está nota, aunque ahora sólo maulles, esa fue una buena charla que agradezco y aprecio, haber si algún día se repite algo parecido.
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